Aldebarán


Me dirigí al Sol
al  camino contrario
de donde la Luna cegaba su caminar
dejando el rastro indeleble
de su última sombra confusa.

Encontré un árbol cuyas flores amarillas
brotaban tiernamente,
recordaba a la esperanza enterrada en una fosa
de mi temeroso y muerto pasado.

Continué hasta que el Sol durmió.

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