Somnolencia efímera

La realidad ha comenzado a consumirme, ya puedo ver mis dedos desvaneciéndose y echo un vistazo hacia lo que está detrás de la ventana: ramas secas que se dejan llevar por la corriente del viento. Afuera las luces de los faros permanecen encendidas iluminando las calles desnudas haciéndome saber que aún no ha amanecido. Con calma, me levanto de la cama apartando las sábanas que cubren mi regazo; mis dedos, veo a través de ellos y al llegar al espejo veo a través de mí, mi figura desvanecerse. Está despertando, es su sueño y es entonces cuando reparo en que nunca he existido.


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